* Este trabalho é parte integrante do artigo apresentado no Seminário Psicologia Social, do Programa de Posgrado da Universidad del Salvador - USAL, Buenos Aires/AR, sendo proibida sua reprodução parcial ou total sem a previa autorização do autor.
EL LUGAR DEL MASCULINO EN EL MERCADO SEXUAL.
Reflejar sobre en el mercado del sexo llévanos de inmediato
a pensar la prostitución mientras fenómeno social recurrente y "lugar
común" del femenino, es decir, las mujeres, las niñas y/o cuando mucho las
travestis en actividad sexual comercial. En esto escenario se atribuye a los
hombres solamente el papel del cliente,
aquel que consume los servicios sexuales de las prostitutas y travestis, o aún
la función de proxenetas, los cambiadores de los servicios de las mismas. Tales
entendimientos parecen así contribuir para la invisibilidad de algunas de las
prácticas que componen el mercado del sexo, entre las cuales la prostitución
masculina, que incluida en uno mercado sexual homoerótico, se organiza con el
fin de atender, principalmente, a los intereses y deseos del público homosexual
masculino.
Durante al campo de mi investigación de maestría
acerca de la prostitución masculina pude constatar el delinear de un mercado
sexual homoerótico que se instaló en el centro urbano de la capital
pernambucana, que se circunscribe, específicamente, a partir del ejercicio de
la prostitución de hombres. Tal mercado, al contrario del sentido común, no se
restringe a la informalidad y clandestinidad inherentes a las actividades económicas
relacionadas a la prostitución callejera, más específicamente aquella cuya
ocurrencia se establece en las calles. Las formalidades sociales, y de cierta
forma jurídicas adoptadas por algunos estabelecimientos comerciales, que a
pesar de no se encontraren organizados para el ejercicio de la prostitución
también sirven a tal propósito, se revelan de forma velada a través de una cuidadosa
rutina de los boys de programa que “batallan” en saunas, cines y otros
establecimientos reconocidos como espacios de dominio privado de la prostitución.
Tales rutinas se parecen mucho con las actividades
profesionales desarrollada en el mercado formal, estableciendo las definiciones
de horarios de trabajo; procedimientos y rutinas; tránsitos; circuitos; formas específicas
del uso y manejo de las toallas, camisas, pantalones, cuasi siempre bien justas,
destacando cuerpos parcialmente desnudos, lo que denota el uso de una especie
de uniforme apropiado; relaciones y estatus profesionales bien definidos y
respetados; identificación de todo un repertorio corporal, que asociado a una
especie de código de ética, sirve a la orientación del ejercicio de la
prostitución masculina en el centro urbano (Viana, 2010). Aún en Recife, percibí que la organización del
mercado sexual homoerótico no se da a partir de interés personales y solitarios
de los trabajadores sexuales, ni tan poco en un vacío institucional; mas ocurre
sin articulado a todo un enmarañado que constituí estos circuitos y las redes
de significados que se organizan, y que cuando mejor analizado posibilita el
revelar de como los profesionales del sexo se sitúan en estos circuitos, bien
como cuales jugos de posicionamientos son por elles adoptados.
Como resaltado anteriormente es necesario entender
como trabajadores sexuales, todas las personas que desarrollen actividades
profesionales remuneradas, formal o informalmente, en estabelecimientos
comerciales vinculados al mercado sexual homoerótico, incluyendo los
empresarios, comerciantes, ambulantes, empleados formales y autónomos, cambiadores
y exploradores, boys de programa, prostitutas, travestis, entre otros.
Importante aún, se faz considerar que, específicamente en el mercado del sexo
homoerótico, tales actividades profesionales no están restrictas a las
prácticas sexuales comerciales.
Muchas de la investigaciones acerca del mercado sexual
fueran desarrolladas a partir de los estudios sobre la prostitución, con
énfasis en la experiencia del femenino - mujeres e travestis; y/o a partir de los
estudios sobre la exploración sexual de niñas y adolescentes (Bacelar, 1975).
En su mayoría, buscaran siempre comprender como la prostitución y la
exploración sexual tienen se configurado y criado cuerpos en el mercado sexual.
Sin embargo, considero que estos debates servirán como la base para, entre
otros aspectos, revelar uno mercado sexual que en su magnitud no se resume y ni
se restringe a las situaciones de exploración sexual de mujeres. Diferente de lo
que se posa imaginar o suponer, el mercado sexual se presenta mientras fenómeno
social que va más allá de las cuestiones
del género, etarias, étnicas y clases sociales. Así la inserción de los hombres
(niños, adolescentes y adultos del sexo masculino) en este segmento económico
tiene se revelado de muchas y variadas formas y posibilidades que denuncian la
relevancia y la necesidad de estudios bien más amplios. Al analizar la construcción
de las performances del género entre los hombres que se prostituyen en las
calles de Recife (Souza Neto, 2009), tuve la oportunidad de acezar el mercado
sexual local y, inicialmente, percibir como esto se presenta. El revelar de tal
mercado se torna más plural que singular cuando identifica entre las prácticas
que lo constituí, una diversidad que en mucho no se restringe a las prácticas
sexuales comerciales, sobre todo aquellas con énfasis en la experiencia del
femenino. Siendo así, pensar el mercado del sexo a partir de la prostitución de
mujeres y/o de la exploración sexual de niñas y adolescentes, lo reduciría a
una interpretación unilateral que no da cuenta de su complexidad.
En este ámbito, Adriana Piscitelli y Maria Filomena
Gregori (2005) argumentan que el estudio de los diversos aspectos del mercado
do sexo, considerado de relevancia social (y de urgente solución por sus
eventuales implicaciones con el envolvimiento de los niños y con la privación
de la libertad de adultos) debe atraer la atención del debate público y se
tornar objeto de una producción diversificada dentro y fuera de la academia. En
consonancia, la investigadora mexicana Laura Agustín (2005), afirma que el sexo
comercial ha dado lugar a una verdadera industria articulada y a una serie de
aparatos institucionales, así como, a una gama de servicios ofrecidos por los
bordéis, discos, bares, saunas, líneas telefónicas eróticas, sexo virtual a
través de la Internet, casas de masaje, servicios de acompañantes, agencias
matrimoniales, hoteles, moteles, cines, revistas porno, películas y videos
eróticos, servicios de dominación y sumisión/sado-masoquista, allá de la
prostitución, sobre todo, la ejecutada en las calles, que se muestran como
algunos de sus elementos constitutivos.
Específicamente en Recife, mi parece que la
composición del mercado sexual en mucho no se distancia de los moldes puestos
pelas autoras. No obstante, entre semejanzas y diferencias oriundas de las especificidades de cada
localidad, percibo que el mercado sexual local revela contornos distintos y, a
poco inusitados. Yo atribuyo la
organización del mercado sexual homoerótico, específicamente en su dinámica y
forma institucionalizada en lo centro de la capital pernambucana, como uno de
los principales aspectos de la diferenciación y distinción en relación a la
aparente masa homogénea que parece componer el universo del mercado del sexo. A
pesar de esto se encontrar diseminado en diferentes localidades de la ciudad,
parece se presentar de forma más consolidada en el centro comercial del barrio Boa
Vista, comprendido entre la Plaza Marechal de Oliveira Lima y sus
inmediaciones. Reconocido como el principal
territorio de la prostitución masculina en Recife (Souza Neto, 2009), el
perímetro tiene se extendido por las calles Oliveira Lima, Riachuelo y,
especialmente en sus esquinas con la calle Gervásio Pires, y sus entornos por
el calle Corredor del Bispo. Tal perímetro tiene también revelado la
consolidación de un comercio formal e informal compuesto por estabelecimientos
y servicios destinados al público homosexual, entre los cuales, discos, bares,
saunas, cines, sex-shops, hoteles y posadas, entre otros, que tienen servido a la
constitución de una especie de red con vistas a la consolidación de espacios
“menos hostil” a la socialización de la populación homosexual.
Para percibirse en qué medida la organización de las
redes sociales locales marcan la experiencia de los trabajadores sexuales en el
ámbito del mercado sexual homoerótico, se faz necesario entender
conceptualmente el significado de la red. No como una entidad fija, mas como
conjunto de flujos, circulaciones, alianzas y movimientos. Por esto camino podremos entender que tanto los
trabajadores sexuales, cuento los clientes, al si insertaren en las redes que
integran esto mercado serió automáticamente presentados a una especie de código
de ética que define cuales los guías o itinerarios deben ser seguidos. Así, la adopción de un modus operanti definirá como cada sujeto
- trabajadores sexuales y clientes, deberá se portar y proceder en el cotidiano
de este mercado (Viana, 2010). Este enmarañado que constituye las redes de
significados locales, ordenan y marcan los circuitos, interacciones, flujos y
conexiones establecidos. En el ámbito de la investigación científica, yo
considero que la pertinencia de tal estudio se fundamenta en la importancia y
necesidad de mejor se reflejar y discutir sobre cómo se da la organización de
las redes de significados que constituyen el mercado sexual homoerótico en la
cultura latino americana, tomando como referencias las ciudades de Recife e
Buenos Aires, buscando aún, identificar como y cuales circuitos integrados
marcan los flujos, tránsitos e fronteras en el cotidiano de los profesionales
del sexo.
Se percebe en las investigaciones académicas sobre el
mercado del sexo, cierta insipiencia en el tocante a su análisis a partir de la comprensión de la organización
de redes de significados que lo constituye. En paralelo, se identifican
recurrentes estudios sobre la prostitución, con énfasis en la experiencia del
femenino - mujeres y travestis; o aún, sobre la exploración sexual de niñas y
adolescentes (Bacelar, 1975). Así, en su mayoría, tales investigaciones buscan
comprender como la prostitución y la exploración sexual tienen se configurado y
criado cuerpo en el mercado del sexo. Sin embargo, considero que tales
discusiones servirán como base para, entre otros aspectos, revelar la
organización de un mercado sexual específico, que en su magnitud no se resume a
tales situaciones y factores. En este contexto despunta el interese relativamente
reciente, no en tanto, substancial, de autores que se esforzaran por comprender
el mercado del sexo homoerótico, afín de que su organización y dinámica se
tornen inteligibles. Entre los autores
brasileiros, se resaltan las investigaciones de Piscitelli (2005) cuya amplitud
y substancia en mucho contribuyen para revelar y comprender el mercado del sexo
a partir de una extensión analítica que no más encuentra en la prostitución su
única posibilidad de evaluación. En ámbito internacional, semejante discusión
es defendida por Augustín (2005), que al analizar el mercado del sexo mexicano
revela estrecha afinidad teórica y analítica con la autora.
La restricta identificación de los tránsitos y de las
fronteras, más manchadas que definidas, que constituyen las redes de
significados organizadas en el mercado sexual homoerótico, sobre todo, aquel
cuya ocurrencia se da en los centros urbanos de las grandes ciudades aún carece
de fortalecimiento. Fato que encuentra fundamento en la escasez de estudios en
esta perspectiva (sobre todo, en la región noreste de Brasil), que se esfuerce
por comprender tal discusión partiendo del principio de que una red de atores
no es reductible a un único autor ni a una red, más al contrario, se
muestra composta por una serie heterogénea
de elementos animados e inanimados, conectados y agenciados (Latour, 1992);
bien como pela noción de un circuito integrado y de redes de significados
presente en la imagen de una red ideológica que sugiere una profusión de
espacios e identidades y la permeabilidad de las fronteras en el cuerpo
personal y en el cuerpo político de los sujetos que se encuentran a ella
sometidos (Haraway, 1991). Tal escenario
evidencia la necesidad de si [re]pensar el mercado del sexo homoerótico a
partir de otras lentes analíticas. Es bien verdad que algunos autores al
presentaren sus reflexiones a respeto de
los espacios de socialización
homoerótico (Viana, 2010; Souza Neto, 2009; Rios, 2005; Braz, 2007), se
esforzaran por revelar los matices sobre tal contexto a partir de una
perspectiva útil, sin embargo, aún carentes de fortalecimiento substancial
cuando el enfoque reside en la organización de las redes sociales.
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